Hoy en día encontrarse con hombres y mujeres, de variadas edades, que tienen en sus cuerpos tatuajes de lo más variopintos no es extraño. Sin embargo, conocer la historia de este arte y la forma en la que evolucionó es una forma de acercarnos a una dinámica de expresión que toma miles de formas diferentes de acuerdo a la época y los individuos. Este recorrido nos llevará por España, pero también por muchas otras partes del mundo donde el arte del tattoo se ha convertido en vehículo de expresión y de registro de épocas y costumbres.
Los tatuajes del Neolítico y la primera gran evolución en Egipto
Si bien la fecha exacta en que se originó el tatuaje no se conoce, la forma más antigua y similar a la que hoy se practica de manera evolucionada data de hace más de 5.000 años, cuando los hombres asiáticos del Neolítico realizaban tatuajes que fueron hallados recién en el siglo XX en Siberia y el Delta del Danubio.
El avance de esta forma de expresar a través de símbolos en la piel tuvo un gran avance en cuanto a técnica y diseños en el antiguo Egipto. Allí se descubrieron los pigmentos de henna, que también se expandirían rápidamente por el sur de la India y que permitían otorgar una gran variedad y fuerza a los diseños gracias a coloridas propuestas que servían como señas de identificación y status entre las personas que eran tatuadas. Guardias imperiales, sacerdotes y otras figuras de la sociedad egipcia tenían diferentes diseños y tatuajes específicos que los diferenciaban del resto.
Celtas, japoneses y aztecas
El vínculo de culturas como la celta, la japonesa y la azteca con el tatuaje también es bastante extenso. Los primeros utilizaban los tatuajes con finalidad bélica, buscando así intimidar a los pueblos enemigos. En el caso de los japoneses, se encontraron importantes rastros de tatuajes en figuras de barro, que acompañaban a los difuntos en el viaje al más allá, y más cerca en el tiempo, fueron una forma de identificación entre los diferentes bandos criminales “yakuza”. Por último, los pueblos aztecas también utilizaban los tatuajes como una forma de rendir tributo a los dioses, como el mítico Quauhtli.
La llegada del tatuaje a España
Una de las primeras regiones en territorio español en donde se encuentran influencias del tattoo, es Cataluña. En esos tiempos, las personas que provenían de la más profunda marginalidad eran las que estaban señaladas por llevar sus tatuajes. En la mayoría de los casos, estos pordioseros y criminales tatuados venían de Francia e Italia, dos países donde la historia del tatuaje ha permitido encontrar registros muy antiguos para el continente europeo.
La popularización del tatuaje se dio, en territorio español, en la segunda parte del siglo XX, principalmente entre los años 80 y 90. Los principales responsables de la expansión y evolución del tatuaje en esta época fueron los artistas particulares, que empezaron a trabajar en talleres y llevar su arte al cuerpo.
Los tatuajes hoy
Con el paso de los años los prejuicios y el temor a los tatuajes, y su asociación originaria a la marginalidad, ha ido dando paso a una comprensión cada vez más amplia. Hoy el tattoo está entendido, en mayor parte, como una forma de expresión que convierte el cuerpo en un lienzo donde el artista y el cliente pueden lograr dar un mensaje. Diferentes estilos, técnicas y materias primas se utilizan para concretar obras de diferentes tamaños, con múltiples lecturas y una amplia variedad de significados de acuerdo al estilo, la forma y la ubicación. El tatuaje es un arte relativamente nuevo, pero en él se encuentran las bases de expresión y perduración a través del tiempo que otras artes, como la pintura o la música, han sabido cimentar.